"Mosca" extranjera (inglesa, catalana, castellana, espa??ola??? etc.), tambi??n conocida como Apis mellifera:
El argumento de la tradici??n para defender antiguas y obsoletas pr??cticas es f??cilmente desmontable. Y hablando de desmontar: sin la llegada de los espa??oles los sioux (lakotas y otros) no se habr??an convertido en las extraordinarias hordas de caballer??a que conocemos por los westerns. ??ltimamente he estado leyendo sobre las especies invasoras y he visto confirmado que hay muchas exageraciones y falsedades sobre ellas frente a algunos pocos y documentados casos alarmantes. Vamos, que en ecolog??a y biolog??a tambi??n se da la xenofobia. En 1747 el bot??nico Pehr Kalm, enviado a Am??rica por Linneo en busca de plantas econ??micamente rentables, document?? la introducci??n de la abeja en las colonias. Los indios de la regi??n de Filadelfia (Lenape y Susquehanna) nunca las hab??an visto antes de que los europeos llevaran varios a??os asentados all??, as?? que los nativos las llamaron ???moscas inglesas???, lo que no les impidi?? disfrutar de la miel e incorporarla a su dieta. A los ind??genas de Pensilvania no les extingui?? su sensatez, sino la insensatez de los reci??n llegados. Las moscas espa??olas hemos alimentado a las catalanas y viceversa durante toda nuestra larga historia com??n ???sinergias, simbiosis???, pero parece que muchos est??n empe??ados en empobrecer nuestras dietas s??lo con rancios alimentos supuestamente nativos. Tambi??n pudiera ser que las m??s numerosas moscas espa??olas pusieran en peligro la idiosincrasia de las catalanas. Yo creo que no es as??, al contrario.
Tambi??n se ha dado el caso contrario, como los variopintos emigrantes europeos que se fueron instalando en los nacientes y pujantes Estados Unidos y acabaron siendo angloparlantes y norteamericanos como los que m??s. En Pensilvania ya no hay por desgracia lenapes ni susqueahanos ???salvo quiz??s alg??n gen suelto aqu?? y all?????, pero s?? abundancia de estadounidenses de origen sueco o neerland??s en particular, adem??s de ingleses, escoceses, irlandeses, galeses y muchos otros. O los europeos del Este que se instalaron en Francia y Alemania a lo largo del siglo XIX y se convirtieron en franceses y alemanes. Los catalanes llevan siendo espa??oles mucho m??s tiempo que esos ejemplos. Y siguen siendo catalanes cultural y ling????sticamente, y tambi??n espa??oles, lo quieran o no, consciente o inadvertidamente.
En Catalu??a se dan los dos factores para esa supervivencia: ha habido una s??lida poblaci??n campesina o rural b??sicamente catalanoparlante, con un idioma diferente al resto de sus vecinos, como los checos o los rumanos, y hay un nivel econ??mico y desde antes cultural o educativo tambi??n superior hist??ricamente al de sus vecinos de los que ahora, aquejados de esa paranoia victimista propia de los complejos de inferioridad o peque??ez, quieren separarse, exactamente como las comunidades alemanas de Europa Oriental.
Pero con Catalu??a los gobiernos espa??oles han venido siempre cometiendo muchos errores de relaci??n. No s??lo ahora mismo, que tambi??n. Desde el Conde Duque de Olivares, pasando por una sucesi??n de Borbones autoritarios, hasta Primo de Rivera y Franco todos han pretendido asimilar-anular Catalu??a por la fuerza, en detrimento tanto de Catalu??a como del resto de Espa??a. En 1932, con Manuel Aza??a de primer ministro, se promulg?? el Estatuto Catal??n de Autonom??a (pero no se crey?? necesario hacerlo con la Rioja, Murcia, Cantabria, Madrid y un largo y dudoso etc??tera). Ese estatuto dur?? menos que la Rep??blica: dos a??os, hasta la revoluci??n asturiana de 1934. Como se sabe la dictadura franquista no lo reinstaur??, sino la democracia espa??ola durante la Transici??n. Pero es ahora cuando renacen las ansias de separaci??n, que parecen m??s intensas cuando parad??jicamente tienen un mayor autogobierno, aunque persistieron los errores, como el ???caf?? para todos??? de las 17 autonom??as, sin mayor reconocimiento en principio a Catalu??a.
En el debate nacionalista no suele haber argumentos, sino opiniones, todos tenemos una, al menos la que nos inducen a tener. La pol??tica no siempre tiene que ver totalmente ni con la justicia (y menos en procelosos y enconados procesos hist??ricos) ni con la l??gica. Los nacionalismos son para m?? un residuo tan irracional, o emocional, como anacr??nico. No soy nacionalista del bando supuesto o real contrario, ni siquiera del europeo. Mi patria son mis zapatos, como reza una canci??n, o en todo caso, la ciudadan??a, como se entiende desde la revoluci??n burguesa que aqu?? desgraciadamente no tuvimos y adem??s tengo pasaporte, como dijo un ocurrente. Cuando me apetezca ir?? a Catalu??a, aunque en mis ??ltimas vistas, concretamente a Gerona, no me sent?? a gusto con tanta proliferaci??n de banderas, una en cada balc??n, pero igual de inc??modo me habr??a sentido en Madrid con la misma profusi??n de la bandera supuesta o realmente enemiga. Las banderas son para m?? trapos para identificar a amigos y distinguirlos de los enemigos. Yo elijo tanto a unos como a otros y no dejo que me los impongan. Soy as?? de chulo, o as?? de libre, seg??n se mire.
En estos tiempos de barbaries renovadas, de auge de la industria textil de las banderas, ser dem??crata de veras y no de boquilla no es poca cosa. De igual forma que una lengua no pertenece como una esclava a ning??n pueblo y siempre puede ser alterada e influenciada por otras voces lejanas enriqueci??ndola, nadie deber??a ser esclavo de una patria. Entre un falso cosmopolitismo vac??o, como el turismo de masas, y el hermetismo asfixiante de los nacionalismos se encuentra la fecunda permeabilidad de esas ???grandes almas cosmopolitas???, que dec??a Rousseau. Necesitamos identidades, pero inciertas, como dependencias ligeras, no grabadas en piedra; no esencias inmutables, por lo com??n inventadas en gran parte, que transmitir de generaci??n en generaci??n, fatalidades nacionales, memorias colectivas, tumbas de pasados gloriosos??? jaulas.
Adem??s, tendr??is observado ???hay ejemplos de sobra??? que muchos de los patriotas m??s vocingleros de cualquier bando ???espa??olistas o catalanistas tanto da??? que agitan las banderas contra las moscas vecinas aunque extranjeras, son totalmente cosmopolitas y hasta ap??tridas con la miel del dinero. Algo muy curioso que deber??a hacernos reflexionar. En catal??n se dir??a "agafar el rave per les fulles"